La mortalidad materna y neonatal es uno de los mayores desafíos para los sistemas de salud en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren aproximadamente 830 mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto, y 2,5 millones de recién nacidos mueren en el primer mes de vida. Estas muertes podrían prevenirse en gran medida mediante la implementación de reformas en el sistema de salud que se centren en la atención materna y neonatal.
Una de las principales barreras para reducir la mortalidad materna es el acceso limitado a servicios de atención de salud materna. En muchos países de bajos ingresos, las mujeres viven lejos de instalaciones de atención de salud, carecen de transporte y no pueden permitirse los costos asociados con la atención materna.
Otra barrera importante para reducir la mortalidad materna es la calidad de la atención materna que se ofrece. Muchas mujeres embarazadas y en el parto no reciben la atención de calidad que necesitan debido a una variedad de factores, incluida la falta de capacitación del personal médico, la falta de recursos y equipos médicos adecuados, y las barreras culturales que impiden que las mujeres reciban atención adecuada.
Las complicaciones maternas y neonatales pueden ocurrir durante el embarazo, el parto y después del parto. Estas complicaciones incluyen preeclampsia, hemorragia postparto y parto prematuro, entre otros. Es crucial prevenir y tratar estas complicaciones correctamente para reducir la mortalidad materna y neonatal.
Después del parto, es importante garantizar que las mujeres reciban la atención adecuada para recuperarse y cuidar de sus recién nacidos. La falta de acceso a esta atención y apoyo puede llevar a complicaciones a largo plazo para la madre y el recién nacido.
La mortalidad materna y neonatal sigue siendo un desafío crítico para los sistemas de salud en todo el mundo. Las reformas en el sistema de salud que se centran en la atención materna y neonatal pueden ayudar a reducir significativamente estas muertes. Al abordar barreras clave como el acceso limitado a la atención materna y la calidad de la atención, la prevención y el tratamiento de complicaciones maternas y neonatales, y el apoyo posterior al parto y la crianza de los recién nacidos, podemos mejorar significativamente la atención de salud materna y neonatal y salvar vidas.